A veces dirijo mis ojos a otros lugares y dejo la mar a un lado. Es poco tiempo ya que su poder de atracción es elevado y mi capacidad de ausencia respecto a ella es ínfimo. Pero no importa, no me molesta ya que me siento bien con esta verdad. Por ello, aprovecho el tiempo de huida e intento crear con lo que me encuentro, en este caso, arquitectura. Una mirada hacia el cielo.
Sumisión
Las famosas «4 torres» de Madrid, en el Paseo de la Castellana. Bendito Madrid, como cambian las cosas, que bien lo paso allí de visita. La torre central ha sido la última en construirse (Caleido, 181 metros), y es la más pequeña de todas pero…, la perspectiva nos permite manejar las ilusiones y crear esta sumisión.
Carnac, 2763
El «Edificio Vital» en Vitoria. Para mi, Carnac allá por el año 2700…
El día de la bestia
Vuelvo a Madrid, en este caso con un guiño a una película de los años 90 «El día de la bestia», y su referencia a las Torres de Kio. Siempre me han parecido un prodigio de la arquitectura, que sí, que las tenemos muy vistas, que hay edificios mucho más impresionantes… vale, vale, lo sé, pero están torcidas eh, se van a caer… no conozco muchas iguales. Fueron los primeros rascacielos inclinados del mundo. Me gustan.
La persistencia del tiempo
De nuevo Madrid, de nuevo las 4 Torres. Ahora con Dalí. Las formas que se ve desde las marquesinas anexas a las torres hacia arriba me recuerdan a «La persistencia de la memoria» y sus relojes doblados, su universo surrealista.