Recordando a Nikola Tesla
Y como si el mismísimo Nikola Tesla (siempre al leer su nombre uno se tiene que parar y pensar: ¡qué gran hombre!) estuviera escondido entre las cumbres de los Picos de Europa, la luz del atardecer se abrió paso entre la tormenta; las nubes bajas dejaron paso a los cirros, los cuales se pusieron en formación como si fuesen los primeros fluorescentes; y la parte más alta de los Picos recibió la última y más bella luz del día. Un final feliz, no como la vida del genial inventor serbio, que estuvo plagada de problemas. No puede ser más real la suposición, ya que el de Smiljan también creía posible el control del clima a través de su querida electricidad.
Picos de Fuego
El Picu Urriellu, como la torre de Wardenclyffe o torre Tesla, es la mayor antena de telecomunicaciones inalámbricas de la zona de Picos. Lo ve todo y lo transmite todo, no está exento de misticismo, quienes llegan a sus inmediaciones saben que se encuentran en un lugar especial, y, como ocurre con la bobina Tesla, se sale con una energía de alto voltaje y alta frecuencia imprescindible para el día a día posterior a la excursión.
Para un Ingeniero de Telecomunicaciones la figura de Tesla es esencial, su mente no solo fue avanzada a su tiempo, sino que no ha existido un tiempo más avanzado a él. Posiblemente, con todos los medios actuales, sin envidias ni tiburones, y dejándose ayudar en algunas tareas… estaríamos viviendo más allá de la nube de Oort.
Un loco de los números impares, un loco más cuerdo que cualquiera, qué solas se han quedado las palomas y, sobre todo, qué solas se han quedado las ideas…
Termino este pequeñísimo e impar homenaje al genio con una de sus frases:
«En realidad no me preocupa que quieran robar mis ideas, me preocupa que ellos no las tengan».
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