Hay personas especiales en la vida, capaces de crear alrededor suyo los detalles que necesitan para colmar sus sentimientos. Dentro de los recuerdos de mi niñez existe un nítido espacio para Damián, un estrambótico personaje capaz de crear, dentro de su tienda de perfumes, olores pertenecientes a cualquier otro lugar del pueblo donde vivíamos. Cuando entrabas a su negocio, si cerrabas los ojos, no sabías si estabas allí, en el puerto, en el monte, o en el jardín de azucenas de la señora Neque, conocida de mi familia, que tenía un pequeño huerto donde solo crecían margaritas, las cuales, con su habilidad y fantasía, se transformaban cada semana en la flor que se le antojaba. Otra de las vivencias recordadas con gran definición es la de una entrañable viejecita llamada Clemencia, fuera el día que fuera siempre iba disfrazada, cada día estaba en algún lugar del mundo o en algún momento del tiempo, ella hacia su vida normal con la enorme particularidad de su peculiar atmósfera, podía salir a comprar el pan en mitad de la revolución francesa, o nutrirse de proteinas -en la carnicería de la esquina- como si fuera una cazadora de mastodontes de hace más de 100.000 años. Sueños.
Siendo un gran enamorado de la zona donde vivo, me gusta conocer la belleza que existe en otras partes del mundo. Islandia siempre me llamó la atención en los documentales, en las fotografías, en su geografía, en su latitud… Al norte volé, Islandia descubrí, a los glaciares llegué y la playa de los hielos de Jokulsarlon me deslumbró.
Jokulsarlon es una laguna, separada del Atlántico Norte por una playa de arena negra volcánica, donde los hielos del glaciar Vatnajokull hacen su aparición en la misma orilla, proporcionando un paisaje muy difícil de describir. La red de hielos unida por los electrones que cabalgan a bordo de la marea, por encima de los restos volcánicos de la arena, es una combinación hipnotizadora.
De vuelta en casa, conociendo la gran variedad de playas que tenemos en tan pocos kilómetros de costa pensé: ¿por qué no va a ser posible tener a Jokulsarlon en el Oriente de Asturias? ¿por qué no voy a poder ir allí cada día, cuando me apetezca? ¿qué me impide recrear esa tela de araña de emociones aquí mismo, en mi casa? y cómo no, me puse a pensar en la forma de conseguirlo, manos a la obra no… red neuronal en funcionamiento.
Tengo lo más importante, el mar cantábrico, un mar que no se puede tomar a la ligera, un mar peligroso, cambiante, nervioso, frío… no tanto como el Atlántico Norte, pero perfectamente capaz de imitarle por momentos, los momentos que yo quiera. Tengo mareas vivas, siempre he dicho que el influjo de la luna en mis dominios es oscuro y poderoso, ajeno a todo análisis coherente, misterioso, inicio de leyendas y supersticiones. Hielos no tengo… de forma natural es difícil conseguirlos, pero tampoco quiero recrear una copia exacta del lugar, quiero ir a esa zona que estoy buscando y que aun no tiene nombre y que, al volver, pueda decir: «he estado en Jokulsarlon, pero al lado de mi casa».
No me hizo falta más, no tuve que pasearme por todas las playas del concejo, no tuve que esperar mucho tiempo (solo a que la luna me permitiera ver una marea baja), no tuve que esperar a una glaciación, no tuve que esperar que La Muezca se convirtiera en un volcán, tengo otras alternativas, no quiero demorar más el momento.
Las rocas de la playa de Toró harán de hielo, sus verdes serán los esperanzadores tonos de la ilusión que estoy construyendo. Un poco antes de salir el sol, en contra de la mar y con la ayuda del pequeño acantilado al sur, tendré una atmósfera calida pero fría… La marea baja me dará un primer plano acorde con las maréas atlánticas y atléticas que destruían a los hielos, pero en este caso… serán incapaces de mover a las rocas, que ejercen de barrera frente a la tempestad preservando la tranquilidad de la playa. Como complemento a todo lo anterior, un toque de ocle (algas) saneará la imagen, vigorizará a los elementos, cuidará los detalles, aumentará la armonía y suplirá la falta de arena negra.
¿Qué más se puede pedir? -que no pase nadie por el encuadre y se quede mirando, por favor-. «La naturaleza es perfecta, nosotros somos quienes destruimos el encanto». Aunque no creo que sea posible que nadie perturbe el momento, ya que todo está dentro de mi imaginación. Dentro de mi cabeza, hierven las conexiones generando un paisaje islandés dentro de Llanes, y una vez conseguido, no creo que me apetezca que nadie pase por allí caminando, prefiero no imaginarlo, porque lo estoy imaginando, está solo dentro de mí, o no… o es real… o es verdad a medias… ¿lo he conseguido ver después de tanto evocar su presencia o la verdad es que una verde Islandia está a 5 minutos de mi casa escondida en la playa de Toró?
Aroma a ocle,
disfraz de pescador,
sal de tu sueño,
para hacer realidad el lugar.
Aroma a ocle,
disfraz de pescador,
juegas con la latitud,
la luna es poderosa.
Aroma a ocle,
disfraz de pescador,
calidez de la luz,
abrigada por la mar.
Aroma a sueños,
disfraz invisible,
eres un volcán,
rugir de emociones.
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