Llegas tan difuso, querido otoño, que ya no conozco ni tu propósito ni tu actitud.
¿Por qué esta rapidez en desaparecer? ¿por qué esta ambigüedad en tus apariciones? ¿por qué este juego con tus admiradores y protectores?
Intento plasmar tu belleza, inmortalizarla, aunque sea algo muy repetido tantas y tantas veces… Quizá estás simplemente cansado y no quieres mostrarte otra vez más… Puede ser una explicación, por eso hasta mi cámara te capta difuso, me anima a no representarte de un modo figurativo, como si la simple representación de la naturaleza no fuera ningún tipo de arte, sino más bien un refugio interior para cada uno de nosotros.
¿Por eso estoy huyendo del arte figurativo? Huir quizá es un verbo excesivo, abandonar además de incierto, tampoco es adecuado, puede que en explorar tengamos la certeza, explorar mundos más allá, comenzando por el impresionismo, que se adapta a tus formas como un cielo en un cuadro de Constable, una tormenta en un cuadro de Joseph William Mallord o nenufares de Giverny en un cuadro de Monet.
¿Ahora estoy en lo cierto, en la exploración? Quieres que explore nuevas artes: romanticismo, impresionismo, expresionismo abstracción, cubismo, surrealismo, todo… cámara en mano. Quieres que capte toda tu belleza de una forma diferente. Sé que no soy el primero ni muchísimo menos, -mucho mejor, me dices-, ya que tendré maestros que me puedan mostrar los caminos, otra cosa será si sigo alguno o avanzo campo a través. Sabes que me alejo de reglas y convenciones.
He notado, de alguna forma abstracta, que confías en mi, y lo agradezco, agradezco esa confianza, de esta forma he podido entender tu fugacidad.