Mjolnir
Mjolnir, el martillo de Thor, el que no es capaz nadie de levantar debido a su inmenso peso, el que se utiliza para mantener la supremacía de los æsir o dioses del panteón nórdico, el que pulveriza, el que es capaz de dar una caricia y también de destruir una montaña, el que puede modelar el tiempo a su antojo, ¿el que ha creado esta maravilla de lugar escondido en el oriente de Asturias? Esta roca, la más famosa de la playa de Cuevas del Mar, me recuerda un poco a Mjolnir, y en todo el entorno de la playa también veo ciertas influencias divinas. Quizás los vikingos, que en el antiguo reino de Asturias no encontraron ríos navegables ni grandes ciudades que saquear, decidieron buscar aquí la belleza en lugar de la destrucción… llegarón, convocaron a sus dioses, quizás en comunión con los dioses locales, y… se hizo la playa, aparecieron las cuevas en las rocas, pensaron que Cuevas del Mar era un buen nombre y hasta se consiguió un acceso rodado bajo otra cueva, se hicieron los acantilados, se formaron los bufones, se definieron las pinturas, apareció la magia, se compuso el lapiaz, se buscó y reservó el mejor sitio para la ermita que vigila el horizonte y se crearon playas anexas ya que no había sitio para todos.
La aldeana y su pañuelo
Asturias posee una gran riqueza de «recuerdos» llegados desde el paleolítico en un largo viaje. Existen muchos grabados y pinturas en cuevas y cavernas, sobre todo, como en la mayoría de estos casos, con referencias a la caza. Muy cerca de Cuevas del Mar, en el pueblo de Ribadesella, está la cueva de Tito Bustillo, patrimonio de la humanidad desde 2008, gracias a su arte rupestre paleolítico. Su descubrimiento data de 1968, gracias al grupo de montaña Torreblanca y dos jóvenes riosellanos. Bien, pues en el año 2016, un joven llanisco junto a su madre, en una apacible mañana de invierno, descubren una de las representaciones de arte prehistórico más impactantes de la historia de la humanidad, por supuesto, la más característica y simbólica del concejo de Llanes desde ese mismo momento, ya que se trata del rostro de una aldeana llanisca con su pañuelo tallado en la roca. Ya se que estáis pensando, como es posible que sepa que es una representación preshistórica. Esa misma tarde invernal, una de las pocas con tiempo libre, decidimos medir la proporción en el material del isótopo radioactivo a ver que edad tenía, ¡no quiero de ninguna forma que me engañen con esto!, así que para estar seguros hicimos también el método por desequilibrio de las series del uranio (decir método uranio-torio, así se llama formalmente, no me gusta nada, me recuerda a la gente por la noche después de una borrachera). Los dos métodos reflejaron conclusiones muy concretas y precisas: entre otras cosas, en la preshistoria se definió la forma del pañuelo de las aldeanas llaniscas.
En el reino de la luna
Sabemos que la luna influye en las mareas, su gravedad atrae hacia si el agua de la mar. El sol también influye en las mareas, y tiene una gravedad mayor que la luna, pero al estar más lejos de la tierra su influencia es menor. Como la luna no se presenta siempre a la misma hora, las mareas no tienen lugar en el mismo momento y varían con el tiempo. Son menores en las fases creciente y menguante, las mareas muertas; y mayores en las fases de luna llena y nueva; sobre todo en esta última al juntarse los esfuerzos del sol y la luna que tienen ganas de pasar un rato divertido, son las mareas vivas. Contemplar la luna llena atravesar el cielo de cualquier parte del mundo es un bonito espectáculo, verla sobre nuestro oriente de Asturias lo es más aún, y apreciar como quiere tocar los perfiles y marcarse en la piel de la playa de Cuevas del Mar acaba por estremecerte. Las mareas vivas que presiden el momento, y que nos permiten movernos a nuestro gusto por todos los rincones, o por la mitad, de la playa, nos facilitan la labor de ampliar nuestros recuerdos y amar más a la naturaleza.
Cuando la luna poderosa
ejerce su fuerza invisible,
se transforma en espuma
y acaricia los verdes,
su cuerpo apagado
anhela estallidos de color.
Cuando la luna poderosa
ejerce su fuerza invisible,
nada se resiste,
nada permanece,
todo es efímero,
bello en su fugaz transito.
La metamorfosis
Muchos turistas, y otros que no lo son tanto, preguntan cuando llegan a Llanes sobre la localización de la playa de Gulpiyuri. Bueno, en realidad se pregunta por la playa de Wikimuri, Gusmuir, Peliguay o la playa de Mari Puri entre otras muchas, supongo que como cuando en Islandia buscábamos a Grundarfjordur y nos escuchaba algún lugareño… Gulpiyuri, al igual que Cobijeru por la que no se pregunta tanto y es igual o incluso más llamativa, se formó por la erosión de la mar en la roca caliza de los acantilados creando una cueva hacia el interior, cuando el fondo de la cueva se hunde crea un hueco que da lugar a la playa a unas decenas de metros de la costa, un fenómeno conocido como dolina. Llegados hasta aquí, sabemos de la capacidad de transformación, de mimetismo, de metamorfosis de la playa de Cuevas. Esta se pone de manifiesto cuando bajando del lapiaz en dirección a ella nos encontramos a una playa rodeada de verde, de prados, de rocas… pero alejada sutilmente del cantábrico, descansando de su infinito empuje, transmutada en la esencia de Gulpiyuri y Cobijeru, viviendo una experiencia más agradable que aquella de Gregorio transformado en un gigantesco insecto.
El origen de los tiempos
Cuevas del Mar: lugar de despedida del río Ereba camino de las frías aguas del cantábrico, lugar de encuentro de la mar y la montaña, lugar de erosión de la piedra caliza, lugar de descanso de dioses y mortales, lugar de fusión de agua y nubes, lugar de laberintos y misterios, lugar de fuertes temporales y agradables piscinas naturales, lugar de suaves amaneceres y ocasos saturados, de albas explosivas y crepúsculos en blanco y negro, lugar de contemplación de las leyendas del Urriellu, lugar de vigilancia de toda la costa oriental de Asturias, lugar del origen de los tiempos.