Playa de Buelna y alrededores, Llanes (Asturias)
Otro de los lugares mágicos de la costa verde, la costa oriental de Asturias, la costa del concejo de Llanes.
A continuación veréis fotografías con una historia detrás, más bien con sentimientos, es imposible estar en alguno de estos lugares y no emocionarse con la belleza que nos brinda la naturaleza, siendo así mucho más fácil escoger un lugar para preparar el encuadre, ya que parece que el paisaje mismo te incita a colocar el trípode en ese lugar exacto para obtener los mejores resultados. La costa, coqueta ella, no va a desperdiciar el momento en el que alguien que pasa por su lado pueda mostrar al mundo (o a quien buenamente quiera leer este artículo…) su inigualable belleza. Como siempre, está acompañada de sus amigos inseparables: las nubes, el sol, el agua…, ¡quien puede resistirse! Cada día es un capítulo distinto con un gran desenlace, cada hora se presenta una sorpresa que solo hay que ir a recoger, cada momento, cada instante, la parte más pequeña de la eternidad nos ofrece una maravilla en algún lugar escondido, aquí en Buelna he podido inmortalizar unos pocos que, aparte de en mi fototeca, quedarán en mi memoria para siempre.
Donde el viento quiere peinar a las nubes,
donde la brisa acaricia la piel de la costa,
que se funde en una mezcla de colores,
escondidos hasta en los sueños.
Los alrededores de la playa de Buelna me brindan un amanecer interminable. En un día de verano cualquiera, el sol se preparaba para cruzar el concejo, la mar recibía tranquila sus primeros rayos, las aves contemplaban como todo volvía a la normalidad, y la costa, mi costa verde, me ofrecía en conjunto otro de sus maravillosos espectáculos a los que nunca podré acostumbrarme. Sus formaciones rocosas parecen sacadas de cuentos de hadas, las formas que las nubes dibujan en el cielo las habría firmado el mejor pintor, la unión que la mar consigue en su infinito poder transforma el momento en un poema, y, en el instante preciso, la luz solar llega para brindarnos el color. Mis órganos sensoriales están en una actividad máxima, ya que se encuentran recibiendo varios estímulos a la vez, todos ellos de una intensidad muy elevada, el sistema nervioso los procesa y pasan al cerebro para que se registren, mi percepción de la costa ha quedado definida y no puede ser alterada ni modificada por ninguna perturbación externa, es un espectáculo.
Las fotografías valen más que mil palabras, pero, desgraciadamente, valen menos que una sensación como está. Espero que al menos consiga un tanto por ciento pequeño, y a quien le haya gustado pueda meterse un poco dentro de ella para disfrutar de lo que fue aquel momento.
Las percepciones no dependen de los objetos, sino de nosotros mismos, pero en este caso, os animo a compartir vuestra percepción de este u otro trozo de la costa llanisca, seguro que si juntamos todas ellas en un conglomerado de percepciones costeras, el conjunto tendrá una naturaleza estructural y sistémica.
Otra zona de costa bañada por la mar que simboliza algo más que la belleza, ya que también tiene un poder de atracción, de eternidad, de inmortalidad. Todos los que hemos nacido a su lado sabemos que es imposible apartarnos de su recuerdo… y de su influjo.
El silencio del mar
brama un juicio infinito
más concentrado que el de un cántaro
más implacable que dos gotas
ya acerque el horizonte o nos entregue
la muerte azul de las medusas
nuestras sospechas no lo dejan
el mar escucha como un sordo
es insensible como un dios
y sobrevive a los sobrevivientes
nunca sabré que espero de él
ni que conjuro deja en mis tobillos
pero cuando estos ojos se hartan de baldosas
y esperan entre el llano y las colinas
o en calles que se cierran en más calles
entonces sí me siento náufrago y sólo el mar puede
salvarme
Mario Benedetti, «El silencio del mar»
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